Abro los ojos y observo los astros,
las estrellas infinitas a través de la ventana,
y descubro asombrado que:
- sus muslos de curuba,
su sexo como boca tras una catarata de fluidos
donde se oculta nuestro tesoro arqueológico
que algún día saldrá a la luz pública;
- cabalgando mi don, arraso en la carrera.
El hipódromo vitorea mi ego
y yo, como un gentleman, agradezco a los otros jinetes,
aunque sé que sólo apuestan por sí mismos;
- la emperatriz me invita a tomar el té,
un té alquímico que concilia el sueño
con la vigilia, que transmite el amor necesario
para emprender el viaje de loco;
fueron los argumentos de mi midnight cinema personal.